domingo, 18 de octubre de 2009

noticia n 19

Colombia: al menos 18 muertos por los choques entre el Ejército y las FARC Los decesos se produjeron durante los últimos tres días en el interior de ese país. Entre los fallecidos se cuentan seis militares. Según las autoridades colombianas, en el contexto de esas operaciones se desarticularon varios laboratorios utilizados para la fabricación de drogas.
Los choques tuvieron lugar en una zona rural del municipio Corinto, en el departamento (provincia) Cauca, en el sudoeste del país, indicó el comandante de la Tercera División del Ejército, general Sixto Peña, según reportó la agencia noticiosa ANSA.Peña afirmó que en el contexto de esas operaciones se desarticularon varios laboratorios utilizados para la fabricación de drogas.Los combates se desataron desde el viernes en Corinto, donde patrullas del Comando Operativo Número Tres del Ejército se enfrentaban con insurgentes del Sexto Frente de las FARC.

noticia n18

Del enviado especial a Sao Paulo, Eduardo HernándezEl objetivo fundamental del presidente Álvaro Uribe en su visita a la ciudad de Sao Paulo en Brasil será la de “vender” a Colombia como destino turístico y de inversión.El Jefe del Estado participará en un evento que se ha denominado “semana Colombia”, en el cual todos los empresarios brasileros interesados en invertir en el país, podrán conocer todos los atractivos y tener contacto con compañías colombianas. Además el presidente Uribe se reunirá también con el presidente de Brasil Inacio Lula da Silva, quienes en los últimos dos años se han reunido más de seis veces, con quien buscará ratificar la agenda binacional.Uno de los temas que el presidente Uribe planteará en el marco del encuentro, será el de la lucha contra el terrorismo que debe tener toda la comunidad internacional, teniendo en cuenta que en Río de Janeiro ya han muerto 16 personas por aparentes enfrentamientos entre bandas del narcotráfico. Ni el Canciller, Jaime Bermúdez, ni el presidente Uribe, descartaron la posibilidad de que el acuerdo de seguridad con los Estados Unidos entre dentro de las discusiones que tendrán los mandatarios, aunque no es un tema de prioridad para Colombia. El presidente Uribe llegó a Brasil en compañía del Ministro de Industria y Comercio, Luis Guillermo Plata, con el Canciller Jaime Bermúdez y la Secretaria Privada de la Presidencia, Alicia Arango.

lunes, 12 de octubre de 2009

noticia n 17


La verdad sobre los ‘paras’ aún está enterrada


Polo era pescador de cangrejos y mantarrayas. A orillas del río Yurumanguí, entre la selva, había construido una casa para sus niños y una mujer con nombre de flor. En las noches tocaba guitarra y cantaba currulaos, nunca disparó un fusil. Una tía suya jura que lo único que él conocía de la guerra eran los tiros que a veces estallaban a lo lejos, entre trochas y esteros.



Los paramilitares del Bloque Calima no le creyeron. Él les mostró las manos callosas, los arpones, la carne de los animales, pero no lo escucharon. Gritaron que era auxiliador de la guerrilla, que lo habían visto venderles cocos y pescados y que por eso se tenía que morir.
Veinte horas después de que 300 hombres de las autodefensas irrumpieran en la región del Naya cometiendo una de las masacres más crueles en la historia de Colombia, a Polo le cortaron las manos y la cabeza a machetazos. Su casa fue quemada.
Esa tarde, otras seis personas fueron asesinadas de la misma manera. Los cuerpos, dice la tía del pescador, están enterrados junto a la vereda San Antonio. Son otros campesinos, pescadores, padres de familia, ancianos que fueron sepultados por sus propios familiares, porque la Fiscalía no pudo llegar hasta allí para hacer los levantamientos. Por eso sus nombres no hacen parte de la lista de víctimas de esa matanza perpetrada el 11 de abril del 2001.
Pero ésta apenas es una de las verdades que quedaron sepultadas por la barbarie de ese día. Seis años después, las autoridades ni siquiera han podido establecer con claridad cuántas personas murieron. En algunos registros oficiales se cuentan 27, en otros 32, en unos más se habla de 53 asesinatos.
Lo cierto, dice la gobernadora de uno de los cabildos indígenas obligados a desplazarse de la zona, es que los paramilitares ejecutaron a más de 200 hombres con sus motosierras y fusiles. Lo que pasa, explica ella, es que muchos de esos muertos fueron tirados a los barrancos y al río y por eso jamás aparecieron. Nunca se supo, pero los cuerpos mutilados flotaban en el agua como troncos sin ramas.
Durante dos semanas El Pais recorrió la zona rural del Valle del Cauca, indagó en sus veredas, entrevistó a más de 20 sobrevivientes de las masacres más brutales, para intentar reconstruir historias en torno a un tema que, aunque parezca repetido, sigue siendo un drama del que poco se sabe.

Polo era pescador de cangrejos y mantarrayas. A orillas del río Yurumanguí, entre la selva, había construido una casa para sus niños y una mujer con nombre de flor. En las noches tocaba guitarra y cantaba currulaos, nunca disparó un fusil. Una tía suya jura que lo único que él conocía de la guerra eran los tiros que a veces estallaban a lo lejos, entre trochas y esteros.



Los paramilitares del Bloque Calima no le creyeron. Él les mostró las manos callosas, los arpones, la carne de los animales, pero no lo escucharon. Gritaron que era auxiliador de la guerrilla, que lo habían visto venderles cocos y pescados y que por eso se tenía que morir.
Veinte horas después de que 300 hombres de las autodefensas irrumpieran en la región del Naya cometiendo una de las masacres más crueles en la historia de Colombia, a Polo le cortaron las manos y la cabeza a machetazos. Su casa fue quemada.
Esa tarde, otras seis personas fueron asesinadas de la misma manera. Los cuerpos, dice la tía del pescador, están enterrados junto a la vereda San Antonio. Son otros campesinos, pescadores, padres de familia, ancianos que fueron sepultados por sus propios familiares, porque la Fiscalía no pudo llegar hasta allí para hacer los levantamientos. Por eso sus nombres no hacen parte de la lista de víctimas de esa matanza perpetrada el 11 de abril del 2001.
Pero ésta apenas es una de las verdades que quedaron sepultadas por la barbarie de ese día. Seis años después, las autoridades ni siquiera han podido establecer con claridad cuántas personas murieron. En algunos registros oficiales se cuentan 27, en otros 32, en unos más se habla de 53 asesinatos.
Lo cierto, dice la gobernadora de uno de los cabildos indígenas obligados a desplazarse de la zona, es que los paramilitares ejecutaron a más de 200 hombres con sus motosierras y fusiles. Lo que pasa, explica ella, es que muchos de esos muertos fueron tirados a los barrancos y al río y por eso jamás aparecieron. Nunca se supo, pero los cuerpos mutilados flotaban en el agua como troncos sin ramas.
Durante dos semanas El Pais recorrió la zona rural del Valle del Cauca, indagó en sus veredas, entrevistó a más de 20 sobrevivientes de las masacres más brutales, para intentar reconstruir historias en torno a un tema que, aunque parezca repetido, sigue siendo un drama del que poco se sabe.
Da susto pero es cierto: mientras se firman leyes de Justicia y Paz, las huellas y las verdades de la barbarie paramiltar permanecen bajo tierra. Enrique, un indígena paez del Bajo Naya, cuenta, por ejemplo, que la matanza en esa zona no comenzó el 11 de abril, como presumen las autoridades, sino dos días antes.
La primera víctima fue Gladys Campo, una mujer de El Ceral a la que por haber desconocido la ubicación de la guerrilla le cortaron las orejas, los pies, las manos y la dejaron desangrándose en el camino. Ese fue el comienzo de un recorrido macabro que arrancó en la vereda El Porvenir, en el departamento del Cauca, y que siguió por la cordillera Occidental, hasta desembocar en el camino que tres días después los llevó hasta el mar Pacífico, en Puerto Merizalde.

noticia n 16


Piden ahorro de energía a empresas públicasColprensa
Así de seco luce el Lago Calima, uno de los principales embalses del Valle. El ministro de Minas y Energía, Hernán Martínez Torres, pidió a las entidades de Gobierno hacer un ahorro voluntario de energía e invitó a la industria y al comercio a unirse para minimizar los riesgos de un apagón generalizado en el país Aseguró que la próxima semana se firmará la directriz presidencial para que las entidades públicas apaguen todas las luces de las edificaciones desde las 8:00 p.m. hasta el día siguiente. Y recordó que a la fecha no se aplica ningún tipo de racionamiento en el país, pese a que el nivel de los embalses sigue disminuyendo y se esperan temporadas críticas en el primer semestre del 2010, por el fenómeno del Niño. De acuerdo con fuentes especializadas, como consecuencia del calentamiento de las aguas del Pacífico y el repunte de las temperaturas asociadas a este fenómeno, la capacidad útil o el nivel de los embalses en el territorio nacional se ha reducido significativamente. En Colombia el nivel de los embalses es del 67%, es decir, diez puntos por encima del nivel crítico y la situación se mantiene a pesar de algunas precipitaciones registradas en el país. Como medida de ahorro, el Gobierno había dispuesto desde inicios de este mes un racionamiento escalonado de gas en la industria para dar prioridad a la generación de energía térmica, que reemplace el déficit de energía hidroeléctrica. La medida se mantiene y no ha generado mayores traumatismos, más allá de la interrupción ocasional del suministro del gas vehicular, por problemas en el sistema de transporte. En Cali, por ahora, se mantienen las suspensiones temporales de agua en las comunas 18 y 20 por los bajos niveles de los ríos Cali y Meléndez.

noticia n 15


Asesinan a cuatro personas en noroeste de Colombia al parecer por drogas12 de Octubre de 2009, 11:50am ETBOGOTA, 12 Oct 2009 (AFP) -
Las autoridades colombianas sospechan que detrás del asesinato, el domingo, de cuatro personas en el noroeste de Colombia estén grupos de narcotraficantes, según dijo el lunes una fuente policial consultada por la AFP.
Según el oficial, "las investigaciones apuntan a que los autores son pistoleros que antes pertenecían al Bloque Mineros (de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia -AUC-) y ahora integran la banda 'Los Rastrojos' que operan en esta región".
"Por las características del asesinato y por versiones que hemos recibido de varios pobladores consideramos la hipótesis de que se trate de una venganza entre grupos paramilitares que habitan la región. Tenemos pistas de quiénes están detrás del crímen", señaló la fuente del comando de Policía de Antioquia.
El crimen se registró el domingo en zona rural entre los municipios de Caucasia y Nechí, en el departamento (provincia) de Antioquia. En esa convulsionada región operan bandas de narcotraficantes, conformadas por ex miembros de escuadrones paramilitares de ultraderecha.
También, rebeldes de los frentes 18 y 36 de las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Con el asesinato de estas personas, la cifra de víctimas mortales en esta zona asciende a 220, según cifras de la policía departamental